Debemos hacer una reflexión sistemática de cómo educar, qué enseñar, cómo debe ser la formación docente, cómo debe ser la persona que enseña y cómo dee ser el lugar don se enseña....
¿Qué hay que enseñar?
Aprender a pensar, o desarrollar las competencias ejecutivas que dirigen la acción, desarrollar la capacidad de tomar decisiones y de gestionar las emociones son competencias esenciales para la educación.
¿Cómo se enseña? Cuando un alumno aprende se resuelven los problemas de disciplina y de motivación. Pero ¿cómo hacerlo?
Facilitar el aprendizaje es una competencia compleja, que integra muchas destrezas, pero que se puede aprender.
En este momento debemos aprovechar en la escuela los conocimientos sobre aprendizaje que nos brinda la neurología, y las nuevas posibilidades de aprendizaje que nos proporcionan las TIC.
Facilitar el aprendizaje es una competencia compleja, que integra muchas destrezas, pero que se puede aprender.
En este momento debemos aprovechar en la escuela los conocimientos sobre aprendizaje que nos brinda la neurología, y las nuevas posibilidades de aprendizaje que nos proporcionan las TIC.
¿Quién y dónde se enseña?
La escuela es el lugar de la educación formal. La familia, de la educación no formal. Y la sociedad, de la formación informal.
¡Importantes retos educativos!
Para poder darles respuesta precisamos un centro de estudios que nos ayude a reflexionar, a formarnos para poder proporcionar a nuestra sociedad la respuesta a estas tres cuestiones.
Surge una nueva iniciativa de la fundación SM. Crea un centro de estudios de innovación para aconsejar a la sociedad hacia donde debería ir la educación.
Comienza a reflexionar leyendo el
MANIFIESTO DEL ORGULLO DOCENTE , J. A. Marina.
Tradicionalmente, los docentes han sido los encargados de transmitir en la escuela la cultura de una comunidad. Pero vivimos tiempos acelerados y complejos, y esa función resulta insuficiente. Debemos ser la conciencia educativa de la sociedad, pensar en nombre suyo la mejor manera de educar a nuestros niños y niñas para un futuro incierto, crear una cultura educativa que penetre la sociedad entera. No se educa sólo en la escuela, sino también en la familia, los medios de comunicación, los intercambios cotidianos, las empresas, la sociedad en su conjunto, y eso nos obliga a salir de la escuela para estar presentes en todas partes, puesto que en todas partes se educa. Tenemos que definirnos como una profesión de vanguardia, puesto que el progreso de las sociedades depende de la educación , e intervenir en todos los debates educativos con conocimiento, objetividad y reflexión, pensando en nuestros alumnos. Vivimos en la era del aprendizaje permanente, y los docentes, expertos en aprendizaje, debemos ayudar a establecer una cultura de la curiosidad, del rigor crítico, del conocimiento, de la sensibilidad artística, de la claridad ética.
Los docentes solos no podemos resolver los problemas de la escuela, pues es verdad que para educar a un niño hace falta la tribu entera. Pero creemos que somos nosotros los que debemos comenzar el cambio, la mejora, la búsqueda de la excelencia. Movilizarnos desde dentro, para poder después movilizar al resto de la sociedad, en favor de la educación. Tenemos que pasar de una cultura de la queja y la impotencia a una cultura de la acción entusiasta. Eso implica mejorar nuestra actitud, aprender, estar alerta, convencer, hacer marketing educativo a todos los niveles, y una vez hecho esto, exigir a todas las instancias sociales la colaboración con la escuela.
Queremos dar un paso hacia la sociedad, hacernos visibles, esforzarnos para ganar su confianza, demostrando que sabemos lo que hacemos y que nuestros niños y niñas están en buenas manos. Queremos demostrar que somos los cuidadores del futuro, y que para hacerlo tenemos que desarrollar nuestro talento educativo.
No podemos incitar al aprendizaje si nosotros no tenemos un afán continuo de aprender.
No podemos reclamar el respeto de la ciudadanía si no estamos previamente penetrados del orgullo de nuestra profesión.
En una sociedad inclinada a la pasividad y al desánimo, aspiramos a demostrar que el gran cambio debe comenzar por la educación, y que nosotros, los docentes, deseamos ser motores de ese cambio.
Centro De Estudios Sobre Educación y Dinámicas Educativas,
Observatorio de innovación educativa.
Los docentes y la pasión por educar.
... "Los docentes tenemos que reavivar nuestro orgullo y reclamar más responsabilidades. La educación sólo puede mejorarse desde dentro de la educación, y somos nosotros, los educadores, los que debemos saber más, estudiar más, explicar mejor a la sociedad lo que hacemos y lo que podríamos hacer. Necesitamos conseguir que la ciudadanía confíe en nosotros, que sienta que la escuela es un lugar eficiente y luminoso. Para lograrlo conviene presumir de lo que hacemos bien, criticar lo que hacemos mal, y convencernos nosotros mismos de que el modo como podemos conseguir la excelencia educativa es siendo profesores excelentes." leer más...
¿La educación del futuro, Aprendizaje formal, no formal e informal, competencias?.
Educación 3.0 ¿reformas o revolución?
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